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Casa Rural Urbasa Urederra |
Bienvenidos a Casa Rural Urbasa Urederra un lugar ideal para descansar, desconectar y estar en contacto con la naturaleza.
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Casa Rural Urbasa Urederra |
El rey solicitó informe al Consejo, y del que se dio, precedida información con audiencia del patrimonial y pueblos interesados, resultaba lo siguiente:
que los montes de Andía y Urbasa eran del rey;
que en ellos tenían goce y aprovechamiento común todos los habitantes de Navarra, pagando al patrimonio real por cada robo de tierra que sembraban, un robo de trigo;
por cada rebaño de ganado menudo que entraba al pasto, 29 tarjas o 232 maravedís; y de cada puerco, 9 maravedís;
y que no convenía que se accediese a la solicitud de doña Leonor de Ezaga porque la casa que edificase serviría para gentes de mal vivir y contrabandistas.
En las Cortes de 1558 se prohibió hacer roturas en estas tres sierras y se ordenó que se dejaran yermas las que se habían hecho 40 años atrás.
En el año 1594 se erigió una abadía de patronato real para asistencia religiosa de los pastores.
A los valles de Amescoa, Alta y Baja, se les mantuvo en la posesión del goce de los montes de Andía, Enzia y Urbasa en el año 1665 por 1.400 ducados que entregaron al rey y se les concedió facultad para rozar, sembrar y cortar árboles para sus edificios y para vender, dejando en cada diez pasos un árbol y limitando las roturas a 200 robadas.
En 1688 se elevó a ley un pacto por el que en los montes de Andía, Enzia y Urbasa no se podían hacer nuevas roturas a fin de proteger los pastos de la facería; éstos eran declarados de goce común de todos los navarros y no podía el rey venderlos ni enajenarlos a ningún particular ni comunidad.
Finalmente, es interesante notar cómo la creación del Parque Natural de Urbasa y Andía en 1932 marcó un punto de inflexión en la historia de estos montes y pastos, estableciendo nuevos límites y regulaciones que han seguido vigentes hasta la actualidad.
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXHistoria
En 1321 existía en lo alto de la sierra, al sur de la peña de San Donato, una atalaya para la vigilancia de este extremo del Reino de Navarra contra toda posible invasión.
El primer alcaide de la torre de Andía fue García Pérez de Solacoiz, al cual sustituyó, el 1 de abril de 1322, Martín Sánchez de Acedo.
En un principio, los pastos de Andía eran una facería a la que podían llevar a pastar sus ganados todos los vecinos del reino; las tierras pertenecían nominalmente al rey, pero su goce era patrimonio de todo navarro.
Luego, las costumbres feudales fueron induciendo a algunas familias prominentes a pretender derechos y concesiones, contestados siempre por los pastores, otorgados o revocados por los reyes.
En el año 1461, el rey Juan II donó a Juan Ferrándiz de Baquedano los quintos y otros derechos sobre los montes y pastos de la sierra de Andía y Enzia.
En 1534, los pueblos de Acedo, Mirafuentes, Mendaza, Arizaleta, Zúñiga, Oco, Nazar, Ugar, Metauten y Basangoaiz fueron obligados a pagar el quinto de los cerdos que pastaban en las sierras de Andía, Enzia y Urbasa.
A los ganaderos que llevaban sus ganados a estos montes se les hacía pagar en 1545 ocho libras de queso y doce vellosas por cada rebaño para Don Pedro Velázquez de Guevara, alcaide del castillo de Estella en la parte llamada Mendigana, centro de aquélla.
El rey solicitó informe al Consejo, y del que se dio, precedida información con audiencia del patrimonial y pueblos interesados, resultaba lo siguiente:
que los montes de Andía y Urbasa eran del rey;
que en ellos tenían goce y aprovechamiento común todos los habitantes de Navarra, pagando al patrimonio real por cada robo de tierra que sembraban, un robo de trigo;
por cada rebaño de ganado menudo que entraba al pasto, 29 tarjas o 232 maravedís; y de cada puerco, 9 maravedís;
y que no convenía que se accediese a la solicitud de doña Leonor de Ezaga porque la casa que edificase serviría para gentes de mal vivir y contrabandistas.
En las Cortes de 1558 se prohibió hacer roturas en estas tres sierras y se ordenó que se dejaran yermas las que se habían hecho 40 años atrás.
En el año 1594 se erigió una abadía de patronato real para asistencia religiosa de los pastores.
A los valles de Amescoa, Alta y Baja, se les mantuvo en la posesión del goce de los montes de Andía, Enzia y Urbasa en el año 1665 por 1.400 ducados que entregaron al rey y se les concedió facultad para rozar, sembrar y cortar árboles para sus edificios y para vender, dejando en cada diez pasos un árbol y limitando las roturas a 200 robadas.
En 1688 se elevó a ley un pacto por el que en los montes de Andía, Enzia y Urbasa no se podían hacer nuevas roturas a fin de proteger los pastos de la facería; éstos eran declarados de goce común de todos los navarros y no podía el rey venderlos ni enajenarlos a ningún particular ni comunidad.
Esto se declaraba en perpetuidad a consecuencia de haber dado el reino al rey 34.000 ducados para las fortificaciones de Pamplona por la revocación de la gracia hecha sobre dichos montes a Diego Ra
Finalmente, es interesante notar cómo la creación del Parque Natural de Urbasa y Andía en 1932 marcó un punto de inflexión en la historia de estos montes y pastos, estableciendo nuevos límites y regulaciones que han seguido vigentes hasta la actualidad.
Finalmente, es interesante notar cómo la creación del Parque Natural de Urbasa y Andía en 1932 marcó un punto de inflexión en la historia de estos montes y pastos, estableciendo nuevos límites y regulaciones que han seguido vigentes hasta la actualidad.
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXFinalmente, es interesante notar cómo la creación del Parque Natural de Urbasa y Andía en 1932 marcó un punto de inflexión en la historia de estos montes y pastos, estableciendo nuevos límites y regulaciones que han seguido vigentes hasta la actualidad.
XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXHistoria
En 1321 existía en lo alto de la sierra, al sur de la peña de San Donato, una atalaya para la vigilancia de este extremo del Reino de Navarra contra toda posible invasión.
El primer alcaide de la torre de Andía fue García Pérez de Solacoiz, al cual sustituyó, el 1 de abril de 1322, Martín Sánchez de Acedo.
En un principio, los pastos de Andía eran una facería a la que podían llevar a pastar sus ganados todos los vecinos del reino; las tierras pertenecían nominalmente al rey, pero su goce era patrimonio de todo navarro.
Luego, las costumbres feudales fueron induciendo a algunas familias prominentes a pretender derechos y concesiones, contestados siempre por los pastores, otorgados o revocados por los reyes.
En el año 1461, el rey Juan II donó a Juan Ferrándiz de Baquedano los quintos y otros derechos sobre los montes y pastos de la sierra de Andía y Enzia.
En 1534, los pueblos de Acedo, Mirafuentes, Mendaza, Arizaleta, Zúñiga, Oco, Nazar, Ugar, Metauten y Basangoaiz fueron obligados a pagar el quinto de los cerdos que pastaban en las sierras de Andía, Enzia y Urbasa.
A los ganaderos que llevaban sus ganados a estos montes se les hacía pagar en 1545 ocho libras de queso y doce vellosas por cada rebaño para Don Pedro Velázquez de Guevara, alcaide del castillo de Estella en la parte llamada Mendigana, centro de aquélla.
El rey sol
Historia
En 1321 existía en lo alto de la sierra, al sur de la peña de San Donato, una atalaya para la vigilancia de este extremo del Reino de Navarra contra toda posible invasión.
El primer alcaide de la torre de Andía fue García Pérez de Solacoiz, al cual sustituyó, el 1 de abril de 1322, Martín Sánchez de Acedo.
En un principio, los pastos de Andía eran una facería a la que podían llevar a pastar sus ganados todos los vecinos del reino; las tierras pertenecían nominalmente al rey, pero su goce era patrimonio de todo navarro.
Luego, las costumbres feudales fueron induciendo a algunas familias prominentes a pretender derechos y concesiones, contestados siempre por los pastores, otorgados o revocados por los reyes.
En el año 1461, el rey Juan II donó a Juan Ferrándiz de Baquedano los quintos y otros derechos sobre los montes y pastos de la sierra de Andía y Enzia.
En 1534, los pueblos de Acedo, Mirafuentes, Mendaza, Arizaleta, Zúñiga, Oco, Nazar, Ugar, Metauten y Basangoaiz fueron obligados a pagar el quinto de los cerdos que pastaban en las sierras de Andía, Enzia y Urbasa.
A los ganaderos que llevaban sus ganados a estos montes se les hacía pagar en 1545 ocho libras de queso y doce vellosas por cada rebaño para Don Pedro Velázquez de Guevara, alcaide del castillo de Estella en la parte llamada Mendigana, centro de aquélla.
Historia
En 1321 existía en lo alto de la sierra, al sur de la peña de San Donato, una atalaya para la vigilancia de este extremo del Reino de Navarra contra toda posible invasión.
El primer alcaide de la torre de Andía fue García Pérez de Solacoiz, al cual sustituyó, el 1 de abril de 1322, Martín Sánchez de Acedo.
En un principio, los pastos de Andía eran una facería a la que podían llevar a pastar sus ganados todos los vecinos del reino; las tierras pertenecían nominalmente al rey, pero su goce era patrimonio de todo navarro.
Luego, las costumbres feudales fueron induciendo a algunas familias prominentes a pretender derechos y concesiones, contestados siempre por los pastores, otorgados o revocados por los reyes.
En el año 1461, el rey Juan II donó a Juan Ferrándiz de Baquedano los quintos y otros derechos sobre los montes y pastos de la sierra de Andía y Enzia.
En 1534, los pueblos de Acedo, Mirafuentes, Mendaza, Arizaleta, Zúñiga, Oco, Nazar, Ugar, Metauten y Basangoaiz fueron obligados a pagar el quinto de los cerdos que pastaban en las sierras de Andía, Enzia y Urbasa.
A los ganaderos que llevaban sus ganados a estos montes se les hacía pagar en 1545 ocho libras de queso y doce vellosas por cada rebaño para Don Pedro Velázquez de Guevara, alcaide del castillo de Estella en la parte llamada Mendigana, centro de aquélla.
La sierra de Andía (Andimendi en euskera) es una meseta con suaves ondulaciones situada en la Comunidad Foral de Navarra, España, limitada con los valles de Araquil y Ergoyena por el norte y la depresión de Estella por el sur, Sierra de Urbasa por el oeste y con la Cuenca de Pamplona por el este.
falta pponer titulo
Junto con la sierra de Urbasa, forma desde 1997 el parque natural Urbasa-Andía.
También junto con las sierras de Urbasa, además del Perdón, Alaiz, Izco y Leyre, forman una frontera geomorfológica y climática entre la Navarra atlántica y alpina de la zona más mediterránea.
La Historia de la Sierra de Andía desde la Edad Media ADADAPTADO PHIND AUNAMENDI
https://aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/es/andia-sierra-de/ar-710/
Aquí tienes un nuevo artículo basado en el texto que me proporcionaste, con contexto desarrollado y utilizando parágrafos interlineados y listas "how to":
La Sierra de Andía, ubicada en el norte de España, tiene una rica historia que remonta a la Edad Media.
Esta región ha sido testigo de importantes eventos y cambios a lo largo de los siglos, especialmente en cuanto al uso y gestión de sus montes y pastos.
• En 1321, se construyó una atalaya en lo alto de la sierra para la vigilancia del extremo sur del Reino de Navarra.
• Los pastos de Andía eran inicialmente una facería común para todos los vecinos del reino navarro.
• Las tierras pertenecían nominalmente al rey, pero su goce era patrimonio de todo el pueblo navarro.
• Con el tiempo, algunas familias prominentes comenzaron a pretender derechos y concesiones sobre los montes y pastos.
• Estas pretensiones eran contestadas por los pastores, otorgadas o revocadas por los reyes.
• En 1461, el rey Juan II donó a Juan Ferrándiz de Baquedano los quintos y otros derechos sobre los montes y pastos de la sierra de Andía y Entzia.
• En 1534, varios pueblos fueron obligados a pagar el quinto de los cerdos que pastaban en las sierras de Andía, Enzia y Urbasa.
• En 1545, se establecieron pagos para Don Pedro Velázquez de Guevara, alcaide del castillo de Estella.
• El rey solicitó informe al Consejo, resultando que los montes eran del rey pero todos los habitantes tenían goce y aprovechamiento común.
• En 1558, se prohibió hacer roturas en las tres sierras y se ordenó dejar yermas las que habían sido hechas 40 años atrás.
• En 1594, se erigió una abadía de patronato real para asistencia religiosa de los pastores.
• En 1665, se mantuvo la posesión del goce de los montes a los valles de Amescoa, Alta y Baja por 1.400 ducados.
• En 1688, se elevó a ley un pacto que protegía los pastos de la sierra declarándolos de goce común de todos los navarros.
• Este pacto fue ratificado en perpetuidad después de que el reino donara 34.000 ducados para las fortificaciones de Pamplona.
• En el siglo XIX, Andía era considerada monte real en la merindad de Estella.
• Todos los naturales del reino tenían derecho a mantener sus ganados en estos montes.
• Este sistema se mantuvo hasta bien entrada la década de 1920.
• La situación culminó en 1986 con la creación del Parque Natural de Urbasa y Andía.
• Esto marcó el final de la época de libre acceso y uso común característica de esta región durante siglos.
La historia de la Sierra de Andía desde la Edad Media nos proporciona una visión fascinante de cómo evolucionó el uso y la gestión de los montes y pastos en esta región.
Podemos observar cómo las relaciones entre los pastores, los reyes de Navarra y las comunidades locales se desarrollaron a lo largo del tiempo, pasando de un sistema abierto de uso común a uno más controlado y regulado.
Este proceso refleja cambios más amplios en la sociedad y la economía de Navarra durante ese período.
El Impacto de las Leyes y Regulaciones
• La creación del Parque Natural de Urbasa y Andía en 1986 marcó un punto de inflexión significativo en la historia de estos montes y pastos.
• Este cambio estableció nuevas regulaciones y límites para el uso de los recursos naturales en la región.
• Las normas más estrictas sobre el uso de los montes y pastos llevaron a una transformación drástica en la forma en que las comunidades locales podían acceder y utilizar estos recursos.
• La transición de un sistema de uso común abierto a uno más controlado y regulado reflejaba cambios más amplios en la sociedad navarra.
• Este proceso afectó no solo a los pastores y ganaderos, sino también a la infraestructura económica local y a las comunidades rurales.
• La nueva regulación del uso de los montes y pastos tuvo implicaciones significativas para la economía local, ya que muchos habitantes dependían directamente de estos recursos para su subsistencia.
• La creación del Parque Natural de Urbasa y Andía llevó a una redefinición de las actividades económicas posibles en la región.
• Se produjo una transición hacia otras formas de desarrollo económico, como el ecoturismo y la conservación ambiental.
• Sin embargo, esto también planteó desafíos para muchas familias que habían dependido históricamente de la ganadería y la agricultura en los montes y pastos.
• La creación del Parque Natural de Urbasa y Andía sentó las bases para una mayor preservación y conservación de los recursos naturales de la región.
• Se implementaron medidas para proteger la infraestructura natural y evitar la degradación del medio ambiente.
• Esto permitió la supervivencia de especies endémicas y la preservación de hábitats únicos en el entorno navarro.
• La historia de la Sierra de Andía también tiene un impacto significativo en la cultura local.
• Las tradiciones y costumbres relacionadas con la ganadería y la agricultura en los montes se han mantenido viva en la memoria colectiva.
• La creación del Parque Natural ha llevado a una mayor conciencia ambiental y a la promoción de actividades educativas y de investigación en la región.
• En la actualidad, la Sierra de Andía sigue enfrentando desafíos relacionados con el equilibrio entre el desarrollo económico y la preservación ambiental.
• Se debaten temas como la expansión del ecoturismo y sus posibles impactos en el medio ambiente.
• También se discute sobre la forma en que se pueden integrar las tradiciones locales con las nuevas regulaciones y normativas ambientales.
La historia de la Sierra de Andía desde la Edad Media nos ofrece una fascinante perspectiva sobre la evolución de las relaciones humanas con el entorno natural.
Desde la época medieval hasta la actualidad, hemos visto cómo las sociedades han ido desarrollando formas más sofisticadas de gestionar los recursos naturales, pasando de sistemas de uso abierto a sistemas más controlados y regulados.
Este proceso refleja cambios profundos en la sociedad navarra y en nuestra relación con el medio ambiente.
Muestra cómo la política, la economía y las tradiciones culturales influyen en la forma en que utilizamos nuestros recursos naturales y cómo, a su vez, estas decisiones afectan a nuestras comunidades y a nuestro patrimonio cultural.
La creación del Parque Natural de Urbasa y Andía en 1986 marcó un punto de inflexión importante en esta historia, estableciendo nuevas regulaciones que siguen siendo relevantes en la actualidad.
Sin embargo, este proceso nos recuerda que la gestión sostenible de nuestros recursos naturales es un tema complejo que requiere continuos debates y ajustes para encontrar el equilibrio entre desarrollo económico y preservación ambiental.